La ópera de esta semana está argumentada en la mitología griega. Nos habla de dos jóvenes enamorados llamados Orfeo y Euridice. En la historia Euridice es mordida por una serpiente y ésta muere. Pero tal es el amor que se tienen que los dioses conceden a Orfeo la posibilidad de rescatarla y traerla nuevamente a la vida, pero con una condición: No puede volver a mirar su rostro en el camino que tienen que recorrer hasta que no atraviesen las puertas del templo.
Orfeo no resiste la tentación de ver otra vez el rostro de Euridice y ésta se queda convertida en piedra para siempre.
Pincha en la imagen para saber toda la historia de esta Ópera.
Continuamos en el barroco, periodo musical en el que surge la ópera y al igual que la semana pasada, hablamos nuevamente de otro compositor de esta misma época: Christoph W. Gluck.
Compositor alemán, considerado como gran innovador dentro de la ópera. Fue quien introdujo grandes cambios en el género operístico dando paso al posterior período musical denominado Clasicismo.
Aunque Christoph Willibald von Gluck cuenta con una fama muy limitada, hay que tener en cuenta que estamos ante una de las figuras claves en la historia de la ópera. Orfeo y Eurídice son representados en todas partes del mundo.
Nació en un pequeño pueblo alemán cerca de la frontera con el Imperio Austro-Húngaro en 1714, era hijo de un inspector forestal, tuvo una infancia difícil, apenas un adolescente, debido a su carácter inquieto, se fugó de casa, ganándose el pan como músico ambulante. Posteriormente se reconcilió con su padre y estudió en la universidad de Praga.
Durante muchos años compuso óperas italianas de corte bastante tradicional, conocía muy bien este género ya que había estudiado música en Milán. Sin embargo, la importancia de Gluck se debe a que propugnó la primera gran reforma de la ópera (la segunda correspondería a Ricardo Wagner un siglo después).
Con su reforma Gluck pretendía que la ópera fuera capaz, sin despistar al espectador, de transmitir la nobleza de drama clásico por encima de los aspectos superficiales, es decir, buscaba equiparar la ópera a la tragedia griega. Es definitiva, lo que compositor pretendía era realizar la transición musical del arte barroco al neoclásico.
La primera “ópera reformada” fue Orfeo y Euridice.
A pesar de que Gluck fue muy popular y recibió grandes honores en su tiempo, muchísimos más que Mozart, pasó al olvido durante el siglo XIX y fue durante el pasado siglo XX cuando se produjo una revitalización de su obra, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta semana escuchamos otra vez una obertura.
¿Recuerdas para qué servía la obertura?
El personaje de Orfeo está interpretado por un contratenor. Voz masculina parecida a la voz media de mujer.
PARA COLOREAR
Esta segunda semana de octubre (del 10 al 14 de octubre) Escucharemos la conocidísima aria "Che faro senza Euridice" de la misma ópera de Gluck.
Se canta en el momento en que Orfeo no ha podido resistir la tentación de volver su mirada y finalmente lo ha hecho consiguiendo así volver a quedar triste y desconsolado por no poder rescatar a su amada Euridice de las temibles furias.
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